“Compra lo de temporada.” Lo escuchamos en ferias, en redes, en recetas. Pero, ¿qué significa realmente que una fruta sea de temporada? ¿Y por qué se dice que es mejor?
Spoiler: no es solo una moda saludable. Es sentido común que hemos ido olvidando.
Cada planta tiene su propio ciclo natural. Hay momentos del año en que da fruto con más fuerza, sabor y nutrientes. Por ejemplo, los mangos aparecen en climas cálidos al final de la primavera y durante el verano. Las naranjas, en cambio, son más típicas del invierno.
Cuando comemos productos fuera de su temporada, lo más probable es que hayan sido cultivados en invernaderos, importados desde lejos, o cosechados antes de tiempo. Todo eso afecta cómo saben y cuánto cuestan.
Más sabor: La planta está en su mejor momento, sin procesos forzados.
Más nutrientes: Cuanto menos tiempo entre la cosecha y el consumo, más nutrientes conserva.
Mejor precio: Al haber más oferta natural, el precio baja.
Menos transporte: Menos kilómetros, menos emisiones y menos conservadores.
Más apoyo local: Lo de temporada suele venir de agricultores de tu región.
Estos son solo ejemplos generales. Lo ideal es consultar una tabla local de cosechas:
Junio: Mangos, ciruelas, sandía, pepino, calabaza.
Agosto: Durazno, elote, higo, pera.
Octubre: Mandarina, camote, acelga, espinaca.
No hace falta sabérselo todo. Puedes empezar con algo simple:
Fíjate en qué frutas abundan en tu mercado o verdulería este mes.
Pregunta al vendedor qué productos “están saliendo ahorita”.
Observa precios: lo más barato suele coincidir con la temporada.
Prueba, compara y saca tus propias conclusiones.